miércoles, 23 de abril de 2014

Cuando emprendas tu viaje...




"Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón, 
seres tales jamás hallarás en tu camino,

si tu pensar es elevado, si selecta

es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.


Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.


Pide que el camino sea largo.

Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.

Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.

Llegar allí es tu destino.

Mas no apresures nunca el viaje.

Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.

Sin ella no habrías emprendido el camino.

Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.

Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.".


Constantine P. Cavafy (1863 – 1933), periodista y poeta griego que vivió en Alejandría






"El largo viaje de la vida" 



Todo cambia y todo acaba, la existencia no consiste solo en resolver las dificultades cotidianas


La clave es saber construir nuestro propio proceso vital, ser los protagonistas del recorrido


Sentado ante mí tengo a Ulises que me cuenta su larga existencia, sus aprendizajes, aventuras, desvelos y orgullos. Ha sido un hombre afortunado por los dioses, a pesar de lo difícil que se lo pusieron. Llegar a ser un hombre sabio, un mito, ha conllevado una travesía rica y dura a la vez. El regreso a casa llegó después de mil adversidades y algunos golpes de fortuna. Al final, me dice Ulises, todo acaba siendo una confrontación con uno mismo. Los hechos y acontecimientos que vivimos sirven de espejos de nuestra interioridad. Lo que ocurre ahí fuera suele encajar poco con nuestras expectativas e ilusiones. Solo una confianza ciega en la vida misma, sus conocimientos y también sus misterios pueden amedrentar los fantasmas del miedo, la desesperanza y el olvido.

Lo que la juventud tenía que encontrar fuera, el hombre del atardecer tiene que encontrarlo dentro” Jung

Ítaca, la tierra que vio partir a Ulises es el símbolo del viaje de la vida (salida, lucha y retorno). Es un camino de transformación, la conquista de uno mismo que no pasa solo por conocerse, sino por desvelar su naturaleza más esencial, convertirse en un Seeker of true, un buscador de la verdad. Aunque el viaje lo empezamos nada más nacer, suele ser a mitad de nuestra madurez cuando tenemos una mayor conciencia de la vida como proceso. Ya ha habido un antes y queda todo un después. Perdimos la inocencia por el camino al descubrir que existe el abandono y que la abundancia un día se acaba. Huérfanos, vagabundeamos intentado encontrar nuestro lugar en el mundo. Luchamos contra las adversidades e intentamos encajar en los modelos sociales imperantes.Desposeído de patria y familia, Ulises cultivó el coraje, la astucia, la amistad y el honor desoyendo los cantos de sirena que pretendían minar un alma que bebió tragos amargos de nostalgia. A Ulises se le humedecen los ojos al recordar tanta melancolía. El camino del desa­pego es el más duro de todos. Ese es el gran viaje. Desabrazar los algodones del amor para volver a él, transformado. Igual que uno va creciendo, este sentimiento también lo hace para hacerse esencia. Del afecto blandengue al amor duro, el que no teme, el que se da, el que se conmueve. Un apego que expresa lo que fuimos y lo que ya somos. Cada elección que hacemos en la vida, apoya o niega este penetrante hecho.

Cansados de guerrear llegamos a la gran pregunta: ¿qué sentido tiene la existencia si sigue llena de horas de vacío, de días de insatisfacción, decepciones y de cambios inesperados que revientan de cuajo toda expectativa? ¿Qué sentido tiene si uno ya ha realizado todos sus deseos? ¿Qué más hay que no sea una mera repetición? ¿Hay algo ahí fuera que sea total e infinito? No cabe duda que esta vez intuimos que el camino a recorrer va de puertas hacia dentro. Hay que desalojar, deconstruir el personaje para adentrarse en las entrañas de una pregunta: ¿quién soy yo?

Para muchas personas el reto es un camino de vida. Para otras un riesgo, un temor a descubrir aspectos desconocidos que puedan ensombrecer su vida actual. La búsqueda de respuestas, el anhelo de cambiar encuentra pronto su resistencia. ¿Cuánta verdad somos capaces de soportar? ¿Y si uno se pierde por el camino? ¿Y si se trata de un engañabobos? Aparece el conservador, el miedoso, el “quejica” y el perezoso. En lugar de ir hacia el amor, se deambula por el miedo. De la intención se pasa a la justificación. La fuerza, en lugar de estar en el acto, se esconde en la mente.

La mente es experta en crear ilusiones o autoengaños. Juega incesantemente a la dualidad, lo que mantiene en vilo nuestras decisiones. Es como preguntarse: ¿qué prefieres, un anillo roto o un anillo falso? Así son muchos de nuestros pensamientos: fragmentados o ilusorios. Nada es completo, ni nada es auténtico en los juegos de la mente. Sin embargo nos enredan, confunden, seducen. Pueden hacernos ver lo que no existe, convertirnos en enfermos imaginarios, amedrentarnos o paralizarnos con tal de resistirse a salir de nuestras zonas de comodidad.

Ante el reto de vivir, dice Ulises, hay cinco cosas que no hay que empeñarse en variar:
1. Todo cambia y todo acaba.
2. Las cosas no siempre suceden como las habíamos planeado.
3. La vida no siempre es justa.
4. El dolor forma parte de la vida.
5. La gente no es siempre amorosa y leal.

El camino de la aceptación, de reconocer que lo que es, lo es, acaba siendo más beneficioso ante las falsas ilusiones. Ulises fue astuto al jugar con el engaño, por eso ideó el caballo de Troya. Les dio a sus oponentes la ilusión que necesitaban ver, sucumbiendo al final por su propia ceguera. Una cosa es tener ilusión y la otra vivir de ilusiones.

Aquello que llamamos realidad no es más que la pantalla donde se refleja nuestra interioridad. Solo que a veces, lo que vemos fuera lo negamos dentro de nosotros mismos. A eso se le llaman nuestras sombras y proyecciones. Vemos en los demás lo reprimido en nosotros, o ensalzamos ideales y virtudes de las que nos sentimos desposeídos, o nos hacemos los serios para ocultar deseos indecorosos. Como diría Juan Ramón Jiménez: “Yo no soy yo, soy este que va a mi lado sin yo verlo”.


Ulises recuerda que ese viaje, el interior, no puede hacerse con prisas. ¡Que seas viejo cuando alcances la isla! La riqueza está en el camino y no en la llegada. En ese encuentro con nosotros mismos, con nuestros tesoros y nuestros dragones se encuentra la llave de la sabiduría. Adentrarse sin miedo en lo inconsciente. Arrojar luz en la oscuridad. No temer a nuestras sombras. No engañarse con falsas ilusiones. Ese es el viaje del héroe, el que avanza hacia sí mismo para transformarse.

La inteligencia suprema es no tener ilusiones” Jiddu Krishnamurti

Los alquimistas son el símbolo de la unión de los elementos para lograr el material más puro y noble. En nuestra vida psicológica se trata de la unión de los opuestos. Ulises ilustra con algunos ejemplos:

- El vacío interior esconde tras de sí la misma cantidad de plenitud.
- El proceso de integrar consiste en contener, no en eliminar. A veces somos muy duros con nosotros mismos al exigir la eliminación de todas nuestras deficiencias.
-  La totalidad es lo completo, no lo perfecto (Jung).
- Lo que nos hirió, también nos concienció.



El viejo Ulises se queda en silencio. Cierra los ojos. Entra en conexión con el momento presente, el ahora y el aquí en toda su rotundidad. Su semblante es sereno y a la vez emerge de su presencia una enorme intensidad. Entonces comprendo que los discursos, los pensamientos y las norias emocionales solo podrían enturbiar ese momento sagrado. Teilhard de Chardin escribió: “Nos pasamos la vida esperando el gran día, la gran batalla o la gran hazaña del poder. Pero tal consumación externa no le es dada a muchos, ni es preciso que así sea. Con tal de que nuestro ser se tense apasionadamente dentro del espíritu en cada cosa, ese espíritu emergerá de nuestros esfuerzos escondidos y sin nombre”.

Héroe es todo aquel que ha vivido a través 
del dolor y ha sido transformado por él”
David Richo

El viaje a Ítaca no tiene que significar la misma epopeya de Ulises. La vida no es una gincana, ni un circuito de aventuras aunque a veces lo parezca. Más bien consiste en agrandar paso a paso la conciencia, abandonando las esclavitudes del ego y abrazando lo que trae cada momento. Entender que todo lo que se desvanece y muere en nosotros nos devuelve la realidad con mayor pureza. Por eso, tanto la figura del alquimista como el mago se consideran arquetipos de transformación. Desvelan la luz que se esconde tras las sombras, que tan a menudo nos cuesta alcanzar a comprender. Es la experiencia que sirve para saber lo que significan las Ítacas.

La inspiración de este artículo se basa en la ‘Odisea’ de Homero, así como en dos obras de David Richo: ‘Como llegar a ser adulto’ y ‘Las cinco cosas que no podemos cambiar’.

De Xavier Guix




Un viaje de sabiduría, "conocimiento no equivale a sabiduría".

 Película: "El guerrero pacífico"   

martes, 22 de abril de 2014

Érase una vez un viajero ...

Soy una admiradora de Laura Gallego.
A continuación comparto una  historia  que escribió:  El pregón del Día de la Biblioteca 2013.
Cuando se la leo a mis alumnos/as agitan un poco su libro  para ver si cae "algo"



É
rase una vez un viajero que llegó desde un lugar lejano a un pueblo en el que no había libros. Se sentó a descansar en la plaza mayor y sacó de su morral un viejo volumen de cuentos. Cuando empezó a leer en voz alta, los niños, que nunca habían visto nada semejante, se sentaron a su alrededor para escucharlo.

El visitante relató historias que fascinaron a sus oyentes y les hicieron soñar con fantásticas aventuras en reinos maravillosos. Cuando terminó, cerró el libro para volver a guardarlo en su morral. Nadie se percató de que, al hacerlo, escapaban de entre sus páginas algunas palabras sueltas que cayeron al suelo.

El viajero se marchó por donde había venido; tiempo después, los habitantes del pueblo descubrieron el pequeño brote que elevaba sus temblorosas hojitas hacia el sol, en el lugar en el que habían caído las palabras perdidas.

Todos asistieron asombrados al crecimiento de un árbol  como no se había visto otro. Cuando llegó la primavera, el árbol exhibió con orgullo unas hermosas flores de pétalos de papel. Y,  con los primeros compases del verano, dio fruto por primera vez.

Y sus ramas se cuajaron de libros de todas clases. Libros de aventuras, de misterio, de terror, de historias de tiempos pasados, presentes y futuros. Algunos se atrevieron a coger esos frutos, y había  un sabio en el lugar que les enseñó a lee para poder disfrutarlos.

A veces, la brisa soplaba y sacudía las ramas del árbol. Las hojas de los libros se agitaban y dejaban caer nuevas palabras. Y pronto hubo más brotes por todo el pueblo; y en apenas  un par de años, los árboles-libro estaban por todas partes.
Se corrió la voz; muchos investigadores, curiosos y turistas pasaron por allí para conocer el lugar donde los libros crecían en los árboles. Los habitantes del pueblo leían sus páginas con fruición, y cuidaban cada brote con gran mimo. Y así iban recogiendo más y más historias con cada nueva cosecha de libros.

Un día, los más sabios del lugar se reunieron y acordaron compartir su tesoro con el resto del mundo. Eligieron a un grupo de jóvenes  y los animaron a escoger un libro del primer árbol que había crecido en el pueblo. Después, los enviaron a recorrer los caminos.

Ellos se repartieron por el mundo, buscando un hogar para su preciada carga, y así, con el tiempo, cada uno dejó su libro en una biblioteca diferente.

Y cuenta la historia que allí siguen todavía. Que hay algunas bibliotecas que guardan entre sus estantes un libro especial que deja caer palabras-semilla. Y que, si aterrizan en el lugar adecuado, cada una de esas palabras crecerá hasta convertirse en un árbol que dará como fruto nuevos libros.

Nadie sabe en qué bibliotecas se encuentran estos libros maravillosos. Se desconoce  también cuáles, de entre todos su volúmenes, son los que proceden del pueblo donde los libros crecen  en los árboles. Podría ser cualquiera, y podría estar escondido en cualquier rincón  de cualquier biblioteca del planeta.

Animaos a entrar en ellas y a explorar sus estanterías, viajeros, porque quizá deis por casualidad con un libro cuyas palabras echen raíces en vuestro corazón y hagan crecer un magnífico árbol de historias cuyas semillas puedan llegar a cambiar el mundo.


            ¡Feliz día de la biblioteca!  
                                        
  ( Laura Gallego García,  24 de octubre de 2013)








"Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas." (Marco Tulio Cicerón)  




domingo, 20 de abril de 2014

Si volviera a educar...

                       
          SI PUDIERA 
                    


 SI PUDIERA VOLVER A EDUCAR
A MI HIJO,
A MI ALUMNO, A MI AMIGO...


 CONSTRUIRÍA SU AUTOESTIMA
PRIMERO
Y EL RESTO DESPUÉS.


PINTARÍA MÁS CON EL DEDO
Y SEÑALARÍA MENOS.


HARÍA MENOS CORRECCIONES
Y MÁS CONEXIONES.


APARTARÍA LOS OJOS DEL RELOJ
Y LE MIRARÍA MÁS A ÉL.


ME INTERESARÍA POR SABER
MENOS
Y APRENDIERA A INTERESARSE MÁS.


DEJARÍA DE MOSTRARME SERIO 
Y JUGARÍA MÁS EN SERIO.


ATRAVESARÍA MÁS CAMPOS
Y CONTEMPLARÍA MÁS ESTRELLAS.

  
HARÍA MÁS EXCURSIONES
Y VOLARÍA MÁS COMETAS.


DARÍA MÁS ABRAZOS
Y MENOS TIRONES DE OREJAS.
  VERÍA EL ÁRBOL EN EL FRUTO
MÁS A MENUDO.


 SERÍA MENOS FIRME
Y AFIRMARÍA MUCHO MÁS.
 ENSEÑARÍA MENOS SOBRE EL AMOR
AL PODER
Y MÁS SOBRE EL PODER DEL AMOR.

 Dianne Loomans




 









































jueves, 10 de abril de 2014

"El Gallo Kiriko"


Me gusta el cuento narrado,
me gusta el cuento  imaginado,
me gusta el cuento escuchado,
¿quieres que te cuente un cuento?




            El Gallo Kiriko vivía en el corral de una granja. Un día recibió la invitación de boda de su primo Perico.

            Como Kiriko era muy presumido, antes de empezar el viaje, cepilló y abrillantó sus plumas, limpió sus patas y espolones y colocó su cresta.

            Cuando llevaba un rato caminando encontró un charco de fango en medio del camino. En el centro del charco había un apetitoso grano de trigo.

            Kiriko pensó:

            - ¿Pico o no pico? Si pico, me mancho el pico y no podré ir a la boda de mi primo Perico y si no pico, pierdo el granico.

            Y Kiriko picó y se manchó.

            Entonces el Gallo pidió ayuda a la amapola.

            - Amapola, límpiame el pico para ir a la boda de mi primo Perico.
            - No quiero –contestó la amapola.

            El gallo pidió ayuda a la oveja.

            - Oveja, cómete la amapola, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi primo Perico.
            - No quiero –contestó la oveja.

            El Gallo pidió ayuda al palo.

            - Palo, pégale a la oveja, que no quiere comerse la amapola, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi primo Perico.
            - Ahora mismo –dijo el palo.
            - ¡No, no!, yo comeré la amapola –dijo la oveja.
            - ¡No, no!, yo te limpiaré el pico.

            Y el Gallo Kiriko, bien limpio y aseado, se presentó en la boda de su primo Perico.

Y colorín, colorado
este cuento se ha acabado
Y colorín colorete
por la chimenea sale un cohete.








Ideas muy sencillas para jugar:

  • Como cuento acumulativo diviértete añadiendo elementos personificados que intervienen en la historia (fuego, agua...).
  • Dibuja la historia, secuencia sus imágenes, ilustra la historia, conviértela en libro.
  • Representa la historia a través del juego dramático, maquillaje, telas, personaliza objetos, animales.
  • La palabra equivocada: Quien cuenta el cuento va colando errores que el que escucha tiene que descubrir diciendo rápidamente -"mentira", "equivocado". La atención auditiva se ve reforzada.
  • La carta como  medio de comunicación.




Si te apetece  leer



Si te apetece   ver.








Si quieres aprender a contar cuentos y que estos cuentos se conviertan en mágicos momentos que nunca olvidarás, te tienes que preparar, practicar e informarte de los pequeños trucos que puedes aprovechar. Aquí tienes  por donde empezar. Conviértete en un/a maravilloso/a contador/a de cuentos. Sólo necesitarás TU VOZ para mantener la atención de tu oyente. 
Atrévete.




martes, 1 de abril de 2014

Quiero ser superhéroe...



Si quieres ser un héroe o heroína  tienes que entrenar,  aquí tienes las claves para empezar a hacerlo desde pequeño:

ü Enfoca  tu  atención, mira directamente . ¿Qué hago ahora?
ü Cuidado con las expectativas, las tuyas y las de los demás.
ü Ojo a tu voz interior, el pensamiento se convierte en sentimiento.


No cuidar esto nos provoca estrés.
Adultos y niños tenemos estrés.

El estrés nos  sirve para  ATAQUE, HUIDA O BLOQUEO o para ADAPTACIÓN, APRENDIZAJE Y DESCUBRIMIENTO.


¿Qué estrés quieres para tus alumnos/as, hijos/as… para ti mismo? ¿Un estrés que activa tus medidas de adaptación  o que activa tus  medidas de supervivencia?


Enseñemos a nuestros hijos/, alumnos/as,… a  GESTIONAR  EL ERROR.
Aprendámoslo también nosotros.
Porque enseñar y aprender forma parte del mismo proceso.


Empecemos siendo gentiles y amables con nosotros mismos  y con los demás.

Y ahora es el momento de convertir esos pequeños mensajes verbales de “no puedo”, “no sé” en “VOY A…”, “HAY QUE…”
Empieza a cambiarte a ti mismo.


La conferencia de Mario Alonso Puig (cirujano)  es un regalo .


Si  enfocas tu atención, desintoxicas tu ambiente, eliminas tus expectativas, cuidas tus pensamientos… te habrás convertido  en un verdadero héroe.

Quiero ser una heroína,   ¿y tú?