Soy una admiradora de Laura Gallego.
A continuación comparto una historia que escribió: El pregón del Día de la Biblioteca 2013.
Cuando se la leo a mis alumnos/as agitan un poco su libro para ver si cae "algo"
É
|
rase
una vez un viajero que llegó desde un lugar lejano a un pueblo en el que no
había libros. Se sentó a descansar en la plaza mayor y sacó de su morral un
viejo volumen de cuentos. Cuando empezó a leer en voz alta, los niños, que
nunca habían visto nada semejante, se sentaron a su alrededor para escucharlo.
El visitante relató historias que
fascinaron a sus oyentes y les hicieron soñar con fantásticas aventuras en
reinos maravillosos. Cuando terminó, cerró el libro para volver a guardarlo en
su morral. Nadie se percató de que, al hacerlo, escapaban de entre sus páginas
algunas palabras sueltas que cayeron al suelo.
El viajero se marchó por donde había
venido; tiempo después, los habitantes del pueblo descubrieron el pequeño brote
que elevaba sus temblorosas hojitas hacia el sol, en el lugar en el que habían
caído las palabras perdidas.
Todos asistieron asombrados al
crecimiento de un árbol como no se había
visto otro. Cuando llegó la primavera, el árbol exhibió con orgullo unas
hermosas flores de pétalos de papel. Y,
con los primeros compases del verano, dio fruto por primera vez.
Y sus ramas se cuajaron de libros de
todas clases. Libros de aventuras, de misterio, de terror, de historias de
tiempos pasados, presentes y futuros. Algunos se atrevieron a coger esos
frutos, y había un sabio en el lugar que
les enseñó a lee para poder disfrutarlos.
A veces, la brisa soplaba y sacudía
las ramas del árbol. Las hojas de los libros se agitaban y dejaban caer nuevas
palabras. Y pronto hubo más brotes por todo el pueblo; y en apenas un par de años, los árboles-libro estaban por
todas partes.
Se corrió la voz; muchos
investigadores, curiosos y turistas pasaron por allí para conocer el lugar
donde los libros crecían en los árboles. Los habitantes del pueblo leían sus páginas
con fruición, y cuidaban cada brote con gran mimo. Y así iban recogiendo más y
más historias con cada nueva cosecha de libros.
Un día, los más sabios del lugar se
reunieron y acordaron compartir su tesoro con el resto del mundo. Eligieron a
un grupo de jóvenes y los animaron a
escoger un libro del primer árbol que había crecido en el pueblo. Después, los
enviaron a recorrer los caminos.
Ellos se repartieron por el mundo,
buscando un hogar para su preciada carga, y así, con el tiempo, cada uno dejó su
libro en una biblioteca diferente.
Y cuenta la historia que allí siguen
todavía. Que hay algunas bibliotecas que guardan entre sus estantes un libro
especial que deja caer palabras-semilla. Y que, si aterrizan en el lugar
adecuado, cada una de esas palabras crecerá hasta convertirse en un árbol que
dará como fruto nuevos libros.
Nadie sabe en qué bibliotecas se
encuentran estos libros maravillosos. Se desconoce también cuáles, de entre todos su volúmenes,
son los que proceden del pueblo donde los libros crecen en los árboles. Podría ser cualquiera, y
podría estar escondido en cualquier rincón
de cualquier biblioteca del planeta.
Animaos a entrar en ellas y a explorar
sus estanterías, viajeros, porque quizá deis por casualidad con un libro cuyas
palabras echen raíces en vuestro corazón y hagan crecer un magnífico árbol de
historias cuyas semillas puedan llegar a cambiar el mundo.
¡Feliz
día de la biblioteca!
( Laura
Gallego García, 24 de octubre de 2013)
"Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas." (Marco Tulio Cicerón)
Gracias. Es un relato de Laura Gallego que aquí lo hago"mío". Te deseo felices vuelos y sosegadas lecturas.
ResponderEliminar