El mejor aula del mundo es la realidad.
Hoy mi aula es EL SOTILLO DE LOS CANÓNIGOS DE PALENCIA. Convertido en sala de arte nos permite poner en funcionamiento todos los sentidos.
Bonita, ¿verdad?
Estoy segura que algo nuevo hemos vivido, aprendido o soñado. Lugar hermoso para contemplar y disfrutar del otoño en todo su esplendor. Arbolado, vegetación, puentes, río, paseo y ARTE.
Dentro de nuestras mochilas, la caja de acuarelas.
Dentro de nuestra cabecita, muchas ganas de disfrutar, de tocar el mundo con nuestras manos.
Porque, tengo clarísimo que no solo el niño es el currículo, sino también lo es la naturaleza y todo el entorno natural o social que rodea el centro escolar.
Tomar riesgos,
aventurarse, improvisar y descongestionarse
es una necesidad vital, y la escuela no puede ser ajena a ello, hemos de dar
respuestas.
El exterior del
colegio como algo cotidiano, supone , tanto para el niño como para el maestro
un contacto con la realidad y la naturaleza que, sin darnos cuenta, estamos
perdiendo por nuestra cultura de la prisa, la pantalla y la producción.
¡Abramos las puertas, salgamos, tenemos mucho que aprehender!
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