En el patio de un colegio había
un árbol que no tenía hojas. Él nunca había visto otro árbol y no sabía que los
árboles tienen que tener hojas.
Pero un día oyó decir a los
niños y niñas del colegio: “¡Vaya árbol! ¡Qué feo es! ¡Ni siquiera tiene hojas!
¡No sirve para nada!”
Entonces el árbol se puso
triste porque se dio cuenta que era feo. Y empezó a llorar.
De pronto se acordó de que el SOL es muy poderoso y, llamándole, le
dijo: “Sol, tú que eres poderoso, ¿puedes darme hojas?”.
El sol le contestó: “Yo no
puedo dar hojas a los árboles. Vete tú a buscarlas”.
El arbolito dijo que él no
podía ir a ningún sitio porque tenía los pies clavados en el suelo. “¿Tú no te
has dado cuenta, sol, que los árboles siempre estamos en el mismo sitio?”
Otro día le dijo al VIENTO: “Viento, tú que eres tan
poderoso, ¿podrías darme unas poquitas hojas?”
El viento le contestó: “Yo lo que sí que
hago es quitarles las hojas a los árboles, pero no se las puedo poner porque no
sé.”
Pasó la LLUVIA y el
árbol le dijo: “Señora lluvia, mis pies están clavados en el suelo, ¿puedes
traerme algunas hojas para adornar mis ramas?”
Y la lluvia le contestó:
“Yo no puedo traerte hojas, yo sólo sé llorar. Voy a llorar por ti.”
Y las lágrimas de la lluvia
regaron el patio del colegio.
El arbolito se quedó sin
hojas y más triste que nunca que ni el sol, ni el viento, ni la lluvia le
habían podido ayudar.
“¡Qué desgraciadito soy!
¡Ya nadie podrá ayudarme!”, decía el arbolito.
Pero un día dijeron los
niños y niñas del colegio: “¡Vamos a adornar el árbol del patio!”
Trajeron papel de colores:
rojo, azul... lo cortaron en pedacitos. Lo fueron pegando en las ramas del
arbolito. Al cabo de un rato, el arbolito quedó lleno de hojas de todos los
colores.
El arbolito ya no
lloraba. Era feliz.
Los niños y niñas del
colegio, al verle tan contento y tan bonito, se pusieron a jugar al corro
agarraditos de la mano. Mientras el sol les calentaba y el viento movía las
hojas de colores y la lluvia les miraba desde lejos para no estropear aquel
espectáculo tan bonito.
Y COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA
ACABADO
Y COLORÍN COLORETE POR LA CHIMENEA
SALE UN COHETE.
(Cuento de Fernando Alonso)
Hacemos juego
dramático con los siguientes personajes:
ÁRBOL
SOL
VIENTO
LLUVIA
NIÑOS
Y NIÑAS
Rasgamos papel de seda para decorar un árbol.
Adornamos el árbol de la clase con hojas de árbol grandes pintadas con témpera de
diferentes colores.
Nuestro árbol ha quedado vestido con los colores del otoño.
Y muy pocas personas lo saben, pero este árbol acaba de cumplir 29 años.
Muchas felicidades.
A continuación, si queréis, podéis ver diferentes proyecciones sobre este cuento.
A mi, personalmente, me gusta narrarlo sin apoyo visual jugando con la voz y los personajes que hacen los mismos niños. De manera que cada uno se imagina las diferentes situaciones, ponemos nuestras voces y nuestros movimientos siguiendo los estados de ánimo de los personajes.
La expresión corporal se transforma en juego dramático.
El teatro es el mejor libro de texto que conozco.
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