Cuando aparece la oportunidad de cambiar ante nosotros, podemos debatirnos entre la ilusión de probar cosas nuevas o el miedo a lo desconocido.
El miedo a lo desconocido ocupa un tiempo importante en mi aula.
Es un miedo que necesita ser expresado; lejos de hacernos los valientes, necesitamos canales de comunicación y sentir que ante esa pulsión emocional hay acogida en nuestro entorno cercano. Acogida no es consuelo, sentirme acogida es tener la seguridad de poder sentirme triste manifestando mis sentimientos sin inhibición, sin juicio externo.
Con el siguiente cuento hemos bailado, hecho teatro, dibujado, imaginado...
Con el siguiente cuento ha aparecido la palabra miedo, desvanecimiento, muerte, viaje, viejo, basura, oportunidad...
Con el siguiente cuento nos hemos salido de esa pequeña zona de confort y nos hemos dejado llevar.
Con el siguiente cuento la incertidumbre y lo inevitable cobran especial relevancia.
Cada viaje es único, personal e intransferible.
EL CUENTO
Érase una vez un par de hojas que habían pasado
toda su vida juntas en lo más alto del árbol del parque .
Al
llegar el otoño, todas sus hermanas se cayeron muy prontito, pero ellas, como
estaban muy a gusto juntas, decidieron que no caerían al suelo. A ellas les
gustaba ver desde arriba los coches correr, los niños y niñas jugar, los ancianos
pasear y a la barrendera coger todas las hojas hermanas suyas que ya habían
caído.
Pero una fría mañana de otoño, el viento sopló más pronto y más fuerte
que de costumbre y las dos hojas se vieron enredadas entre sí y a punto de caer
al suelo.
¡Qué horror! ¡Caer al suelo!
Eso no les gustaba nada. Les pisaría la gente, se llenarían de barro... Y al
final, terminarían en el carro del barrendero.
“No”, pensaron.
- Lo mejor
será que nos abracemos y nos quedemos pegaditas al árbol. Así ni el viento
podrá con nosotras.
Estuvieron algunos días pegaditas
al árbol. Pero aquella situación no podía durar mucho.
El otoño avanzaba. El sol cada
día calentaba menos y se escondía más pronto.
Las noches eran cada vez más
largas. El árbol gigante, en esas circunstancias, cada día tenía menos fuerzas
para dar de comer a las dos hojas amigas que no querían morir.
Una de aquellas mañanas frías de
otoño, las dos hojas amigas que vivían en el árbol gigante del parque, muertas
de frío y de hambre, caían derechitas al suelo donde la barrendera las
recogería para juntarlas con otras basuras y terminar arrugadas, manchadas y
oliendo mal.
Lo de oler mal, estar sucias
y parecer viejas, no les gustaba.
¡Cuántas lágrimas derramaron mientras
bajaban del árbol!
Ellas querían vivir, divertirse viendo gente, volar a otros
países, ser felices...
En un último esfuerzo por
sobrevivir, las dos hojas amigas se dejaron llevar por el viento y nadie supo
nunca dónde fueron ni las aventuras que vivieron.
¿Nos lo podrías contar tú...?
¡Imagínatelo!
Montañas, bañarse en charcos, jugar
con la arena, ver el mar, el espacio, mundos fantásticos...
Si cierras los ojos y escuchas una música suave podrás viajar más lejos y más adentro.
Si cierras los ojos y escuchas una música suave podrás viajar más lejos y más adentro.
Solo por un momento ayúdate de la nuevas tecnologías para conocer tu entorno cercano y lejano. Cuando somos niños, a veces sentimos miedo de ir a lugares nuevos.
Pincha en la imagen para pasear y descubrir nuevos lugares sin salir del cole, sin moverte del sillón... con la PDI, la tablet o el ordenador.
Barrio, calles, ciudad, otras ciudades...
El pueblo donde estuve en vacaciones...
Busca tu casa, la de tu amiga, la de tu abuelo...
EN CLASE O EN CASA PODEMOS EXPERIMENTAR CON UN PAR DE HOJAS SECASY DARLAS VIDA CON UN POCO DE IMAGINACIÓN.
AQUÍ TIENES ALGUNA IDEA PARA CREAR A LAS PROTAGONISTAS DE ESTA HISTORIA.
Creaciones realizadas por alumnos/as de 5 años en la clase de la Luna durante el curso 2020-21 |
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