Cuando tengo dudas sobre qué enseñar
suelo leerme lo siguiente, puede que a ti te sirva como me sirvió a mi.,
De Buckay
Antes de morir...
Antes de morir, hija mía,quisiera estar seguro de haberte enseñado...
A
disfrutar del amor,
a
confiar en tu fuerza,
a
enfrentar tus miedos,
a
entusiasmarte con la vida,
a
pedir ayuda cuando la necesites,
a
permitir que te consuelen cuando sufrís,
a
tomar tus propias decisiones,
a
hacer valer tus elecciones,
a
ser amiga de vos misma,
a no
tenerle miedo al ridículo,
a
darte cuenta de que merecés ser querida,
a
hablar a los demás amorosamente,
a
decir o callar según tu conveniencia,
a
quedarte con el crédito por tus logros,
a
amar y cuidar la pequeña niña dentro de vos,
a
superar la adicción a la aprobación de los demás,
a no
absorber las responsabilidades de todos,
a
ser consciente de tus sentimientos y actuar en consecuencia,
a no
perseguir el aplauso sino tu satisfacción con lo hecho,
a
dar porque querés, nunca porque creas que es tu obligación,
a
exigir que se te pague adecuadamente por tu trabajo,
a
aceptar tus limitaciones y tu vulnerabilidad sin enojo,
a no
imponer tu criterio ni permitir que te impongan el de otros,
a
decir que sí sólo cuando quieras y decir que no sin culpa,
a
vivir en el presente y no tener expectativas,
a
tomar más riesgos,
a
aceptar el cambio y revisar tus creencias,
a
trabajar para sanar tus heridas viejas y actuales,
a
tratar y exigir ser tratada con respeto,
a
llenar primero tu copa y, recién después, la de los demás,
a
planear para el futuro pero no vivir en él,
a
valorar tu intuición,
a
celebrar las diferencias entre los sexos,
a
desarrollar relaciones sanas y de apoyo mutuo,
a hacer
de la comprensión y el perdón tus prioridades,
a
aceptarse así como sos,
a no
mirar atrás para ver quién te sigue,
a crecer aprendiendo de los
desencuentros y de los fracasos,
a
permitirte reír a carcajadas por la calle sin ninguna razón,
a no
idolatrar a nadie, y a mí... menos que a nadie.
JORGE BUCAY
(“Carta para Claudia”)
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