domingo, 10 de enero de 2016

¿Por qué tu hijo/a hace lo que hace?











Tomado de una publicación de Luciana Cataldi











Una madre levantó la mano y preguntó:
– ¿Qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar?
– Dígale que baje, – le dije yo.
– Ya se lo digo, pero no me hace caso y no baja- respondió la madre con voz de derrotada.
– ¿Cuántos años tiene el niño?– le pregunté.
– Tres años – afirmó ella.

Situaciones semejantes a ésta se presentan frecuentemente cuando tengo ocasión de comunicar con grupos de padres.
Muchos conflictos se están viviendo porque los padres de familia se muestran temerosos o flojos para ejercer su autoridad. Y esos hijos van creciendo y el problema junto con ellos, ya que a esos padres les cuesta trabajo tomar la decisión de poner límites y ejercer su autoridad de forma correcta.

¿Por qué tus hijos hacen lo que hacen?

1.- PORQUE TÚ LOS DEJAS.
Hacen lo que hacen porque tú se lo permites. Los hijos se convierten en lo que son, porque sus padres lo permiten, así de sencillo. Si tu hijo está haciendo un desastre de su vida, esta respuesta no te va a gustar, tú vendrás a mí y me darás un millón de excusas, le vas a echar la culpa a la música que escucha, a las películas que ve, a los libros que lee (si es que lee), a la violencia que transmite la televisión, al sistema educativo, o a la presión que ejerce la sociedad o a sus amigos, así es que haz a un lado la indignación y piensa en esta verdad: tus hijos son producto de tu paternidad o lo que es lo mismo, de tu manera de educarlo.

2.- NO HAY CONSECUENCIAS DEL MAL COMPORTAMIENTO.
Los padres dejan hacer a sus hijos lo que quieran, con muy poca información de lo que es aceptable y lo que no lo es. Si ellos hacen algo mal, no hay consecuencias por el inaceptable comportamiento. 
Algunas veces decimos: "si haces esto te va a pasar aquello", y "si no haces aquello te va a pasar esto", después ellos no hacen lo que tienen que hacer y no pasa nada, no cumplimos la promesa de las consecuencias advertidas. ¿Sabes en qué se convierte un padre que no cumple con las consecuencias advertidas? En un MENTIROSO; y eso justamente aprenden nuestros hijos, a mentir, y a prometer sin cumplir, al fin que no pasa nada.

3.- TÚ LES DICES A TUS HIJOS QUE SON ESPECIALES.
Quizás no vas a estar de acuerdo conmigo en esto, créeme que a mí también me resultó difícil entenderlo y aceptarlo, pero es una realidad. Si tú eres de los que actualmente cree que su pequeño ángel es especial, lamento decirte que no lo es; si tú les dices a tus hijos constantemente que son especiales, los perjudicas más que ayudarlos. 
Tu hijo es especial para ti y solo para ti, no lo es para nadie más. Tu hijo nació con todo tu amor y verlo crecer es toda una maravilla, sin embargo cuando crece y cruza tu puerta para ir a la escuela, él, solo es un niño más en la lista de la escuela, y no hay nada de especial acerca de él. 
En el mundo real, tu hija no es una princesa, ni tu hijo un príncipe, sólo es un niño más. Los hijos deben entender y aprender a crecer sabiendo que al instante que dejen tus amorosos brazos y entren al mundo real, nadie los amará por la única razón de que ellos existen, como lo haces tú
.

4.- TÚ HACES QUE TUS HIJOS SEAN LA COSA MÁS IMPORTANTE EN TU VIDA.
Ellos no lo son. Yo sé que tú piensas que lo son pero no es así; cuando tú dejas pensar a tus hijos que son la persona más importante en tu vida, ellos aprenden a manipularte y tú terminarás haciendo lo que ellos digan. 
Tus hijos son importantes, no me mal entiendas, tus hijos deben ser amados incondicionalmente; pero los padres que ponen por encima de todo, la felicidad de sus hijos y sacrifican su propia vida y algunas veces su matrimonio también, entonces cuando acabe la labor como padre, tus hijos crecerán y te dejarán, e irán en busca de su propia felicidad y tú te quedarás únicamente con tu esposo (a), en el mejor de los casos. 
Si todo tu tiempo y energía lo gastas únicamente en tus hijos, cuando ellos se vayan tú no tendrás la certeza de que tu compañero(a) estará contigo; esa es una de las razones porque hay divorcios luego de que los hijos se van, pues la única cosa en común que tenían eran los hijos, y nunca trataron de alimentar el amor marital como lazo de unión.
Esto mismo pasa con las madres y padres solteros, ellos gastan todo su tiempo y energía en sus hijos, sacrifican su propia vida, pensando que lo mejor es servirlos y poner su vida "en espera" mientras los ayudan a madurar, pero después los hijos se van y ellos se quedan solos sin compañero(a) con quien envejecer juntos, por lo general terminan tratando y viendo a su hijo de 50 como si fuera de 4 años.

5.- FALLAMOS AL ENSEÑARLES LA DIFERENCIA ENTRE DERECHOS Y PRIVILEGIOS.
Los hijos tienen entre otros los siguientes derechos: a la vida, a jugar, a la libertad de opinar, a una familia, a la protección contra el trato negligente, a la alimentación, a ser amados, a recibir educación, etc. Los privilegios son concesiones ganadas por una acción determinada; a nuestros hijos les compramos cosas, por ejemplo: lo más actual en videojuegos, o ropa o zapatos de marca, o una mascota, e incluso los llevamos al cine o a vacacionar, les compramos celulares, etc, etc. y todo gratis, a cambio de nada. Hoy te digo que aunque te sobre el dinero para complacer a tu hijo, tienes que enseñarle a ganárselo; él tiene que saber que las cosas que le gustan, cuestan y hay que pagar un precio por ellas. Incluso estas cosas te ayudarán en la negociación de actitudes y comportamientos.

6.- TRABAJAS EN EL AUTOESTIMA DE TU HIJO.
La palabra autoestima es una palabra compuesta. Auto: uno mismo, y estima: amor, o sea, amarse a uno mismo. Tú no le puedes proporcionar una valoración positiva de él mismo, porque confundimos el animarlos y apoyarlos con aumentar su autoestima y cambiamos la regla de "si tiene alta autoestima tendrá éxito en todo", pero en realidad es al revés "si tiene éxito en todo, aumentará su autoestima". Así que si quieres que tengan autoestima alta, enséñale a alcanzar sus éxitos. A que luche por ellos, porque todo cuesta esfuerzo, dedicación y perseverancia.
Espero que estos comentarios te ayuden a entender el por qué a veces le pedimos peras al olmo, si en realidad cosechamos lo que sembramos.


Te sugiero leas también "AUTOESTIMA Y DISCIPLINA: LA IMPORTANCIA DE LAS REGLAS"

Fuente: Padres Al Rescate De Los Valores


Tomado de una publicación de Luciana Cataldi



martes, 5 de enero de 2016

El pequeño abeto

Cuando cuentes un cuento no caigas en la trampa de destripar el significado emocional que nos transmite la historia.

Pero ten claro lo que estás mostrando con tus palabras, con tu voz y con tus gestos. 
Este es un cuento de ACEPTACIÓN DE UNO MISMO, de ENVIDIAS,  de   COMPARACIONES que no nos dejan crecer y relacionarnos con libertad... y es un cuento de TENER CUIDADO CON LO QUE SUEÑAS, porque aquello con lo que sueñas puede hacerse REALIDAD.

Disfruta narrando cuentos, es una manera mágica de llegar al corazón de los más pequeños y de los más mayores. 

Puedes encontrar en la red imágenes y vídeos sobre el cuento, pero date la oportunidad de contarlo sin ninguna referencia visual y deja que tu imaginación se desborde.




Había  en el bosque un pequeño abeto. Todos los demás árboles tenían hojas; él en vez de hojas, tenía una especie de agujas. ¡Y estaba tan triste!

            Todos mis compañeros tienen hojas preciosas, unas magníficas hojas verdes; yo en cambio sólo tengo pinchos. Me gustaría tener las hojas de oro para dar envidia a los demás árboles.

            Al día siguiente cuando despertó, se quedó admirado.
            -¡Caramba! ¿Dónde están mis agujas? Ya no las tengo. Estoy todo cubierto de hojas de oro. ¡Qué alegría!
            Y sus vecinos decían: ¡El pequeño abeto está cubierto de oro! Pero esto lo oyó un hombre que pasaba, un ladrón. Y pensó:
            -¡Un abeto de oro! Esta es la mía.
            Cuando llegó la noche volvió con un saco muy grande y robó todas las hojas del abeto, sin dejar ni una.

            Al día siguiente el abeto, viéndose tan desnudo, se puso a llorar.
            -No quiero más oro –dijo bajito- Cuando vienen los ladrones te lo roban todo y no te dejan nada. Me gustaría tener las hojas de  cristal; el cristal también brilla mucho.
            Cuando se despertó al día siguiente tenía justamente las hojas que deseaba. Se puso muy contento, pues pensó: ahora nadie me las robará. Y sus vecinos decían:
-¡El pequeño abeto es de cristal!
Pero cuando llegó la noche se desencadenó una tormenta y sopló el viento con mucha fuerza.  El pobre abeto pedía clemencia, pero el viento lo sacudía de tal manera que no dejó ni una hoja entera.

Al llegar el día y viendo aquel desastre el pobre abeto se puso a llorar. ¡Qué desgraciado soy, otra vez estoy desnudo!. Las hojas de oro me las roban, las de vidrio me las rompen. Me gustaría tener hojas verdes bien bonitas, como todos mis compañeros.
Al día siguiente, cuando se despertó, ya tenía lo que deseaba. ¡Qué alegría!. Ya puedo estar tranquilo y no tener miedo de nada. Sus vecinos decían:
-¡Mirad, el abeto es como todos nosotros!
Pero al cabo de un rato apareció una cabra con sus cabritos. Cuando vio el abeto tan pequeño y comprobó que todos llegaban a comer dijo:
-¡Venido  cabritos, venid! ¡Comed hijos míos, comed! ¡Que no quede nada!.
Las cabritas venían saltando y  brincando y se lo comieron todo en un momento sin dejar ni una sola hoja.

Cuando llegó la tarde, el pobre abeto, desnudo y temblando de frío se puso a llorar.
-¡Me lo han comido  todo! –decía llorando- Me han dejado también sin mis hojas verdes. Si al menos pudiera tener otra vez mis agujas…
Al día siguiente, cuando despertó se quedó muy parado. Volvía a estar vestido con sus agujas afiladas.

-¡Qué feliz es! ¡Qué contento está! Se ha curado de su orgullo.
Y todos sus vecinos, al oírle reír, decían:
-El pequeño abeto vuelve a ser como antes.

Y MIRA QUE NO MIENTO,
TAL COMO ME LO CONTARON

YO TE LO CUENTO.



Un cuento de Sara Cone Bryant

El pajarito y el pino

Este es un cuento típico de los países nórdicos.

Abrígate bien porque te voy a contar un cuento de un lugar donde los pájaros, en invierno, se van hacia el sur. 

Un cuento donde hay fuertes y poderosos que no quieren ayudar a nadie. 

Un cuento donde hay seres generosos que dan lo mejor de sí mismos.

Un cuento con su recompensa.

Abre tu corazón que te voy a contar un cuento.



Un día, hace mucho tiempo, llegó el invierno. 
Hacía mucho frío. Todos los pajaritos se habían marchado hacia el sur, ya que allí hacía más calor y así podían esperar a que pasara el invierno y no morirse de frío.

 Pero había un PAJARITO que tenía el ala rota, no podía volar y no sabía qué hacer. Miraba por todas partes para ver si encontraba un agujerito donde poder esconderse. 

Mirando y buscando, vio los árboles del bosque.

-¿Querrán estos árboles darme abrigo todo el invierno?

            Fue saltando y saltando hasta llegar al bosque.

            El primer árbol que encontró fue un OLMO. Un olmo que tenía las hojas de plata.
            -Buen olmo –dijo el pajarito-, ¿me dejas vivir en tus ramas hasta que llegue la primavera?
            -No, no. Ya tengo bastante con cuidar de mis ramas…

            El pobre pajarito volvió a dar saltitos con su ala rota, hasta que llegó a otro árbol.

            -Buenos días ROBLE –dijo el pajarito-,  ¿me dejas vivir en tus ramas hasta que llegue la primavera?
            -Si te dejo vivir en mis ramas picotearás todas mis bellotas.

            El pobre pajarito continuó saltando y saltando como pudo, hasta que llegó cerca del gran SAUCE que vivía al lado del río.
            -Buen sauce –dijo el pajarito-, ¿me dejas vivir en tus ramas hasta que llegue la primavera?
            -No, no –dijo el sauce-, yo no cobijo jamás a los desconocidos.

            El pobre pajarito no sabía qué hacer, pero siguió saltando y saltando lo mejor que podía.

            Cerca de él había un ABETO. El abeto, al verlo, le dijo:
            -¿Dónde vas pajarito?

            -No lo sé –respondió el pajarito-, los árboles del bosque no quieren cobijarme y yo no puedo volar con mi ala rota.
            -Ven conmigo –dijo el abeto-. Elige la rama que más te guste. Espera, yo creo que en este lado estarás más calentito.

            -Gracias, gracias –dijo el pajarito-, ¿pero podré quedarme todo el invierno?

            -Claro que si, así me harás compañía.

            El abeto vivía cerca de su primo, el PINO. Cuando vio al pajarito, el pino dijo muy contento:

            -Mira, mis ramas no son muy frondosas, pero puedo proteger del viento al abeto porque soy más grande y más fuerte que él.

            Así fue como el pajarito se preparó un buen lecho sobre las ramas más frondosas del abeto y en el lado donde el pino le podía proteger mejor.

            El pajarito estaba muy contento en su nueva vivienda; de esta manera pudo pasar todo el invierno, bien calentito.

            Los otros árboles, viendo lo que pasaba, comentaban:

            -Yo no quería dejar mis ramas a un pájaro que no conozco –dijo el olmo.

            -Yo tenía miedo de perder mis bellotas –dijo el roble.

            -Yo no hablo con desconocidos –dijo el sauce.

            Aquella misma noche, el VIENTO DEL NORTE llegó al bosque. 

         Y sopló  tanto sobre los árboles que hoja que tocaba, hoja que caía.

            -¿Puedo jugar con todos los árboles y hacer caer sus hojas? –preguntó el viento a su padre.

            -No –dijo el PADRE-. Los árboles que han sido buenos con el pajarito que tenía el ala rota pueden conservar las hojas hasta que les broten las nuevas.

           
El viento del norte dejó en paz las hojas del abeto y del pino. 
Y por eso, en invierno, todos los árboles pierden las hojas  mientras que el pino y el abeto siempre tienen las ramas llenas.


Y COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO. Y COLORÍN COLORETE POR LA CHIMENEA SALE UN COHETE.