A Julia C. que, cada vez que entra en mi clase, me enseña a mirar.
Este cuento que suelo contar a los niños de 4 años a principio de curso me ayuda a descubrir qué es lo verdaderamente importante de ir a la escuela infantil. Es a partir de él cuando la lectura cobra una gran importancia como medio de comunicación e información y no como repetición fonética de las letras.
Y cuando hayas acabado de leer y disfrutado de la historia puede que descubras, como me pasó a mi, que lo importante de ir a la escuela va más allá de aprender a leer.
Aquí tienes el cuento para NARRARLO con los OJOS ABIERTOS.
¡Qué gran susto se llevó el pez TRIS por no gustarle ir a la escuela y
no saber leer!
El burro OREJAS, después de unos laboriosos años de
trabajo, gozaba de un buen merecido descanso. Pero tan acostumbrado estaba a
trabajar que no podía estar sin hacer nada.
Paseando un día a la
orilla del río tuvo una brillante idea:
- Eso
es. Cada día vendré al río a pasear y así me distraeré.
Y desde
entonces, sentado sobre el viejo puente que cruzaba el río, el
Burro Orejas lanzaba el anzuelo al río y esperaba a que los
peces picaran.
¡Qué emoción al sentir el tirón dado por el pez y luego la anhelada
espera de tirar del hilo hasta ver el pez agitándose al extremo del anzuelo!
Pero lo que era ocasión de alegría para el burro era tristeza para los
peces que vivían en el río.
Al ver cómo el burro Orejas iba capturándolos, se reunieron todos para
encontrar el modo de librarse de él.
Después de mucho cavilar decidieron poner en el lugar donde siempre
pescaba el burro Orejas, debajo del puente, un letrero con la inscripción con
letras bien grandes:
“!ATENCIÓN!
¡PELIGRO! ¡AQUÍ PESCA OREJAS! ¡NO COMÁIS NINGÚN GUSANO!”
Desde aquel día Orejas no comprendía por qué no cogía ya ningún pez. Y
se rascaba pensativo la cabeza pensando
en el extraño misterio.
El pececillo Tris al
salir de casa, en lugar de ir a la escuela, solía dar grandes paseos por todos
los recovecos del río. Era más emocionante nadar de un lado para otro que estar
en clase, sentado, dibujando, escribiendo, contando... Y claro está, nunca iba
a la escuela y no sabía leer.
Un día en una de
sus correrías aventureras llegó debajo del puente, al lugar donde los peces
habían puesto el gran letrero. Tris lo vio. ¿Por qué habrán puesto aquí esto?
¿Qué dirán estas letras? En este momento su atención se vio atraída por un
delicioso gusano que se columpiaba en el agua.
-
¡Bocado exquisito!- pensó Tris.
Y abría su boca para tragárselo
cuando, de pronto, ¡ZAS!
El viejo puente sobre el que se sentaba Orejas se derrumbó y éste se
vio sumergido en el agua. Mal lo pasó. Pero pudo ver el letrero de peligro que
lo peces habían puesto. Y como era viejo y le resultaba difícil salir del agua
porque los huesos le pesaban mucho, los peces compadecidos de él, le ayudaron a
salir.
El burro Orejas le prometió que nunca más iría a pescar, y los peces le
pidieron que se acercara a la orilla y así él y ellos hablarían, contándose
cosas..
Tris recibió un soberano susto al ver lo cerca que estuvo de morir
pescado por no saber leer, y ya nunca más dejó de ir a la escuela.
Y ¿sabéis?, llegó a comprender que ir a clase era tan emocionante como
pasear a lo ancho y largo del río.
(Cuento Sudamericano)
"Hay un colegio en el fondo del mar
y allí los bonitos bajan a estudiar
y el que más escribe es el calamar
y el que menos sabe
no sabe la a"
(Gloria Fuertes)
(Gloria Fuertes)
En el grupo-clase a todos los maestros de infantil se nos pueden ocurrir variedad de actividades en torno al cuento, desde la dramatización de la historia a la confección de títeres con dibujos y palitos, dibujar el mar con trazos ondulados que simulan olas y peces con gomets redondos y triangulares, la palabra equivocada..., y seguro que no olvidamos las típicas y pesadas preguntas-encuesta de comprensión oral que nos demuestran que los niños han estado atentos. Puede que se nos ocurra la maravillosa idea de dibujar libremente la historia con pinceles o rotuladores.. , sin más. Pero para eso no escribo aquí.
Cuando decido poner esta historia aquí es porque quiero que busquemos las cosas que nos motivan ir a la escuela ( a la escuela infantil , especialmente de 3 a 6 años).
Buscar las cosas que son verdaderamente importantes.
Reflexionar si yo, maestra/o, madre/padre, tutor/a,.. me creo esas cosas tan importantes y las transmito; ya que si no me las creo no las transmito, no generando ningún efecto en el proceso educativo. ¿Generamos emoción? o ¿generamos miedo?, ¿generamos apertura? o ¿generamos bloqueo?
Mírate
¿Qué generas tú?
Escúchate.
¿Cuál es el mensaje que transmites a los niños?
El niño debe saber que le quieren por completo, incondicionalmente y en todo momento. ¿Cómo se lo haces saber? ¿Qué palabras y acciones utilizas?
El niño debe saber que está a salvo y que puede encontrar apoyo en su familia y en sus profesores. ¿Cómo te siente?
Debe saber reír, hacer el tonto, ser gamberro y utilizar su imaginación. ¿Tiene algún modelo para imitar? Ya sabes que los niños aprenden por imitación.
El niño debe saber que nunca pasa nada por pintar el cielo de color naranja o dibujar gatos con seis patas.¿De qué habláis cuando dibujáis? ¿Qué historias nos contamos? No le preguntes qué ha dibujado; pídele que te cuente la historia de su dibujo, el título que le va a poner, expongamos su pequeñas obras de arte con el valor que se merecen. No alabes en exceso, se comedido/a.
Debe saber lo que le gusta y tener la seguridad de que se le va a dejar dedicarse a ello. ¿Ya has descubierto el talento de tu hijo, de tu alumno? ¿Le estás dejando espacio y tiempo para conseguirlo y disfrutarlo?
El niño debe saber que el mundo es mágico y él también. ¿Mantienes el pensamiento mágico del niño o intentas que lo real y serio sea la tónica general del día a día? Hace tiempo leí en un artículo de educación (que ahora no recuerdo su autor) que teníamos que intentar mantener el pensamiento mágico en los niños lo máximo posible para que al llegar a la pubertad y adolescencia tuvieran "los pies en la tierra"; porque si no ha disfrutado de este pensamiento en su niñez lo buscará a los trece o catorce años, cuando ya no es un buen momento para ello.
Los padres y los profes también tenemos que saber algunas cosillas para que la escuela, la vida misma que es la escuela, sea verdaderamente constructiva.
Los adultos debemos saber que cada niño aprende a andar, hablar, leer, escribir y hacer cálculos a su propio ritmo. Fíjate un poco y verás que vamos quemando etapas sin aprovecharlas realmente; creamos una educación infantil que se convierte en un primero de primaria, hacemos que primaria sea un preparatorio para secundaria, una secundaria que es un constante estudio para aprobar exámenes, exámenes que harán posible entrar en los estudios superiores... nuestro objetivo vital en la infancia y adolescencia es ¿aprobar exámenes? No me extraña que el pececito Tris del cuento no quisiera ir a la escuela, ir a un lugar donde constantemente están midiendo tu rendimiento tiene que pesar mucho en la mochila. Al niño, todo emociones a flor de piel, con 4 años, ¿qué le estoy pidiendo?
Los padres y profes tenemos que saber que el factor que más influye en el buen rendimiento académico y la obtención de buenas notas es el leer a los niños de pequeños (dedicarles un rato cada día y/o cada noche a leerles libros). ¿Cómo lo llevas? ¿Ya tenéis el carnet de la biblioteca? ¿Tienes la estantería de casa con esos libros que dan ganas de abrirlos y descubrir su interior? ¿Y cómo va esa pequeña hucha donde puedo guardar monedas para comprarme el siguiente libro de la colección que tanto me gusta? ¿Leemos juntos, nos ven leer a nosotros?. Leer genera espíritu crítico. Leer genera ideas propias.
Los adultos hemos de saber que ser el más listo o el más estudioso de la clase nunca ha significado ser el más feliz. ¿Que querías tú ser de mayor? Ya eres mayor. ¿A qué esperas para perseguir tus sueños, a disfrutar de tus talentos?
Los profes y los padres tenemos que saber que nuestros niños merecen vivir rodeados de libros, naturaleza, utensilios artísticos y la libertad para explorarlos. Eso es lo que buscaba Tris, el pez, cuando se iba a explorar por el río. Y estas pequeñas grandes cosas pueden estar en la escuela y en casa. Porque la casa es su principal escuela.
Los profes y padres debemos saber que los niños necesitan tenernos más como padres, tienen derecho a saber que para nosotros son una prioridad y que nos encanta verdaderamente estar con ellos. ¿Compartimos tiempo con ellos, individualmente? Un abrazo, una palabra, una mirada, una actividad o juego para cada alumno o para cada hijo. ¿Hacemos familia? ¿Hacemos cosas juntos?¿Compartimos aficiones? Y no podemos olvidar en ningún momento que somos sus padres o profesores, no sus amigos.
Es natural que comparemos a nuestros hijos y alumnos con los demás, pero que esté por detrás no indica ningún fracaso ni del niño ni de sus padres, solo son lagunas. Los niños aprenden lo que tienen alrededor, si queremos que las aprendan las tenemos que introducir en la vida normal, jugar con ellas y las absorberá de manera natural, experimentar con todo lo posible.
Pero ¡ojo!
Tenemos que tener cuidado con algunas situaciones que pueden pasar factura en el futuro y ahora, es el momento de empezar a trabajar. La educación infantil es el cimiento educativo.
Dedícale tiempo y trabajo a construir la casa sobre unos buenos cimientos.
¡Cuidado! No le des todo cuanto desee, puede crecer convencido de que el mundo entero le pertenece y le debe todo.
¡Cuidado con reírle todas las gracias, groserías y salidas de tono! puede crecer convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.
¡Cuidado con no darle ninguna formación espiritual y/o moral! La escogerá de mayor y.¿...?
¡Cuidado con no decirle lo que está mal! Díselo. Podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado. Primero crecerá que le tienen manía y más tarde se convencerá de que la culpa es de la sociedad.
¡Cuidado con recoger todo lo que vaya dejando tirado! Crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.
¡Cuidado con dejarle ver y leer de todo! ¿Si limpias con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, cómo dejas que su espíritu se recree con cualquier porquería? Pronto dejará de tener criterio recto.
Familia, padre, madre. ¡Cuidado con discutir delante de él! No está bien que se acostumbre a esto. Lo irá encontrando de lo más normal sin darse cuenta.
¡Cuidado con darle todo el dinero que quiera! Crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, basta con pedir.
¡Cuidado con eso de que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse...! Podría acabar sintiendo mucha frustración.
¡Cuidado con darle siempre la razón! Puede pensar que son los profesores, la gente. las leyes... quienes la tienen tomada con él.
Creo que un niño necesita mucho menos de lo que pensamos, y mucho más.
Cuidemos nuestra actitud. Nosotros construimos la educación.
"Sólo queremos crecer hasta llegar a ser niños que juegan a lo que quieren." (Alejandro Jodorowsky)
Ese juego es la creatividad
Ese juego es la creatividad
Fuentes:
Mi propia experiencia
Cuento popular
Poemas de Gloria Fuertes
¿Qué debe saber un niño de cuatro años Por Alicia Bayer (Bloguer en 'A Magical Childhood')
"Decálogo para hacer de tu hijo un delincuente" de Emilio Calatayud (juez de menores de Málaga) Decálogo para hacer de tu hijo un delincuente_ de Emilio Calatayud, juez de menores de Málaga
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